La Extrema Derecha Mundial (II)

El auge actual de la ‘extrema derecha’ no puede explicarse solamente con la crisis actual que vive el mundo, sino que viene desde los años 80, basado en la fusión de la ortodoxia económica, el mesianismo cristiano y el nacionalismo cultural a los que Donald Trump añadió el discurso de la recuperación de la grandeza de la ‘nación americana’ y su impúdica exhibición mediática de la inmoralidad.

Mientras que en Europa, los partidos de la extrema derecha han crecido de forma espectacular en la última década y ya tienen una fuerte presencia institucional. Desde los que obedecen sin complejos el credo marcial del nazismo (Jobbek de Hungría o Amanecer Dorado de Grecia), así como los vinculados desde su origen al fascismo histórico como es el Frente Nacional en Francia. Todos tienen en común el discurso básico del nacionalismo incluyente y han encontrado en Trump al aliado transatlántico para dar rienda suelta a su particular idea de ‘patriotismo’.

En España, al margen del franquismo remanente, la derecha está incorporada al juego político a través del Partido Popular, fiel guardián de los ‘valores’ de la dictadura y delegado natural del credo neoliberal. Gran parte de los principios de la extrema derecha clásica sobre las políticas migratorias son discriminatorias y punitivas, además de que contienen elementos represivos en materia de libertades y de derechos.

Las dos derechas comparten valores básicos, como la idea de la propiedad privada como pilar básico de la sociedad, el mito de la nación como realidad superior a la de sus propios habitantes y la apreciación de la jerarquía como elemento básico de la sociedad. Sin embargo, algo se esconde cuando se recurre al término vacío de populismo para definir a la extrema derecha.

En el tablero del neoliberalismo, la extrema derecha cumple con su función de ocultar las verdaderas raíces de la injusticia social y de la crisis actual para neutralizar la posibilidad de que se cuestione la responsabilidad de los megacapitales, cuya capacidad para seguir mandando en la globalización depende de haya o de que no haya repliegues nacionalistas.

Lo que realiza la extrema derecha mundial es sembrar la discordia entre los perdedores del modelo neoliberal y fomentar, tanto el orgullo de sentirse superiores como canalizar la ira popular hacia los más vulnerables. Mientras se alimenta la guerra entre pobres, los cenáculos neoliberales siguen repartiéndose el pastel y la fractura social sigue creciendo.

Ahí está la meta a la que debe dirigirse el ser humano progresista del presente. De no atacar a las ultraderechas actuales, no hay duda de que habrá una involución en la sociedad humana sin precedentes.

Adenda: Los únicos antecedentes involutivos de la sociedad humana ocurrieron durante el paleolítico, cuando las tribus existentes lucharon entre ellas, prolongaron el nomadismo y detuvieron el crecimiento de la población mundial del homo sapiens durante cientos de miles de años.