Es muy difícil explicarse el espectacular ascenso de la extrema derecha en el mundo, tanto en formas de gobierno, como en partidos políticos que aún no gobiernan, pero que tienen una base electoral muy amplia e influyen en la vida política de países como Francia, Holanda, Suiza, Suecia y Dinamarca para solo mencionar los más conocidos en Europa. Tampoco es fácil explicar el origen de este fenómeno social, pero como se trata de una tendencia mundial, conviene considerar algunas hipótesis.
Una posible explicación es la que atribuye el ascenso de la derecha radical a las grandes olas migratorias, en particular en Estados Unidos y en Europa, ya que los migrantes son un pretexto conveniente al caldo de cultivo en el comercio de fuerzas xenófobas y racistas pero que no son la causa de su éxito, ya que la ultraderecha también está floreciendo en muchos países donde no existe inmigración como Brasil, India y Filipinas.
Una explicación obvia sería que la globalización capitalista es un proceso de homogenización cultural brutal que reproduce a escala mundial formas de ‘pánico de identidad’ que conducen a manifestaciones nacionalistas o religiosas y favorecen conflictos étnicos o confesionales. Conforme las naciones pierden poder económico claman la gloria de la Nación por encima de todo.
Otra hipótesis es la de la crisis financiera del capitalismo que ha causado depresión económica, desempleo y marginación social desde 2008 y este factor puede hacer posible una victoria política de Trump o Bolsonaro para el 2020, pero eso no sucede en Europa, ya que la extrema derecha es muy poderosa en los países ricos menos afectados por la crisis del 2008, como Austria o Suiza, mientras que en los más afectados como España y Portugal, la izquierda y el centro izquierda son poderosos y la extrema derecha es marginal.
Estos procesos ocurren en las sociedades capitalistas donde el neoliberalismo domina desde la década de 1980 y destruye los vínculos y solidaridades sociales, profundizando las desigualdades sociales, las injusticias y la concentración de la riqueza.
Además debe de tenerse en cuenta el debilitamiento de la izquierda comunista tras el colapso de la URSS, sin que existan otras fuerzas radicales de izquierda que logren ocupar ese espacio político que hoy está vacío.
Adenda: En la segunda parte analizaré el crecimiento de los partidos de extrema derecha en la última década, desde los que parten del nazismo, como los que se basan en el nacionalismo incluyente que han encontrado en Trump un aliado transatlántico para cultivar su muy particular ‘patriotismo’ de pacotilla.