De modo que en el metaanálisis de Gerome Breen se encontró que la carga genética que aumenta el riesgo de padecer TDM está también relacionada con esquizofrenia, ansiedad, desorden bipolar, déficit de atención, hiperactividad y anorexia nerviosa.
También se encontraron relaciones cercanas con fenómenos externos que no son enfermedades mentales, como haber fumado o la edad de la primera menstruación. Pero los más notorios fueron el peso corporal, el insomnio y el número de años de educación.
Y para complicar aún más el asunto, el estigma de las enfermedades mentales se da también en el orden macroeconómico. En sociedades en vías de desarrollo como el caso de México, los recursos asignados para atender el área de enfermedades mentales sólo se asigna el 2% del presupuesto federal en materia de salud.