No hay duda de que Estados Unidos es una gran nación con una historia gloriosa, pero el ascenso de la ultraderecha, el supremacismo blanco, las universidades propiedad de millonarios y la negación de la ciencia han conducido a los Estados Unidos a una crisis final que nadie puede detener.
Ahora mismo, en medio de la gran crisis generada por el coronavirus se observa que no ha sido sólo el presidente Trump quién precipitó la crisis actual, sino que las instituciones del Gobierno socavan en forma rutinaria los esfuerzos para ayudar a los estadounidenses más necesitados y hay una negación oficial de la alta mortalidad existente entre ellos.
Quizá sea que el panorama político de los Estados Unidos otorgue un poder especial a la derecha religiosa anticientífica que ha apoyado por décadas a los políticos antigubernamentales. Ahora mismo tenemos dos fenómenos de carácter galáctico como son el cambio climático y la misma teoría de la evolución del ser humano que son negadas por los republicanos.
Tras varias décadas de negar la ciencia, ahora que apareció la pandemia del coronavirus también fue negada por el aparato gubernamental y ha hundido al gran país en un pozo que al parecer no tiene fondo.