En el 2008 un informe del Colegio de Defensa del Ejército expresaba que ante la posibilidad de una ola de violencia civil, el establishment militar tenía previsto reorientar sus prioridades para defender el orden doméstico y la seguridad de las personas.
El informe de 44 páginas alertaba acerca de las causas potenciales de tales problemas, donde se mencionaban ataques terroristas, un colapso económico, pérdida de funcionamiento del orden legal y político, eventos de insurgencia doméstica, emergencias de salud y otras.
En los últimos años, el Estado estadounidense ha expandido radicalmente sus capacidades punitivas y de vigilancia para limitar las protestas contra la disidencia y la oposición popular. Como parte del accionar del FBI y de los cuerpos locales de policía. De modo que el sistema utilizó métodos administrativos y legislativos, el espionaje y la infiltración encubierta, arrestos preventivos masivos, ataques policiales incluso contra protestas pacíficas, etc.
El presupuesto del FBI para financiar agentes encubiertos subió de un millón de dólares en 1977 a varias decenas de millones al día de hoy.