Existen millones de personas en el mundo que ahora festejan la transformación oficial de la república democrática de los Estados Unidos en una dictadura militar constitucional. Después de largos años de ocultarla ante el mundo y de aplicarla a muchas naciones que no les habían causado ningún problema, ahora empiezan a sufrirla en carne propia los estadounidenses con la aprobación de la NDAA (National Defense Authorizaton Act) que autoriza a las Fuerzas Armadas a detener sin pruebas y sin juicio a cualquier americano que sea sospechoso de terrorismo.
En los últimos días, todo el mundo observa sin sorpresa a una nación que en sólo una década se ha quitado la máscara de la libertad y de la democracia para manifestarse como la auténtica dictadura militar que surgió durante las últimas décadas del siglo pasado. Al desaparecer la Unión Soviética desde hace más de 20 años, se rompió el equilibrio político y militar existente en el mundo y el Pentágono, asociado con la CIA tomó el control total del Gobierno y creó la dictadura militar actual que ahora se exhibe sin hipocresía.
La URSS había sido un enemigo real del imperio estadounidense que explicaba y propiciaba el desarrollo de la industria bélica estadounidense y le permitió convertirse en la única potencia bélica imperial, aprovechando al máximo el gran negocio de la producción de armas, el uso de mercenarios y la reconstrucción de las economías postbélicas perfectamente enmarcadas en la bipolaridad ideológica de las dos potencias bélicas y permitiendo la creación de una supuesta democracia al estilo americano.
El fantasma mediático que había quedado del comunismo justificó ante la comunidad internacional los múltiples atropellos cometidos contra naciones e individuos de todo el mundo, ya que nadie se atrevía a señalar los abusos mientras existió la URSS y el Pentágono tomó control de todos los medios de información global que existían en Occidente. El encargado de realizar esas labores fue el General Colin Powell y posteriormente un hijo de él que tomó control de todo el medio televisivo en los Estados Unidos durante el mandato de Bush jr.
Al desaparecer de facto la URSS, los Estados Unidos se encontraban desesperados por encontrar un enemigo sustituto. Este importante elemento fue creado con el supuesto ataque terrorista a las Torres Gemelas en la renombrada fecha del 9/11. De esta manera continuó el imperio estadounidense realizando guerras perfectamente planeadas en territorios lejanos, destruyendo a muchas naciones que no le habían causado ningún daño y produciendo genocidios de millones de inocentes por todo el mundo.
Según la mayoría de los organismos mundiales de derechos humanos, en Irak fueron muertos más de medio millón de niños inocentes durante el período de los cuatro años previos a la invasión. La mayoría de las muertes fueron por falta de alimentos o por carencias médicas derivadas de los embargos petroleros que realizaron sin la aprobación de ninguna autoridad internacional y a pesar de que sabían que todo el gasto social de Irak provenía de la venta de su petróleo. Estas mismas instituciones de Derechos Humanos señalaron que además de esta cifra de muertes antes de la invasión se estimaba que durante los años que estuvieron en Irak, los americanos causaron la muerte a medio millón de ciudadanos inocentes en un país al que supuestamente iban a liberarlo de la dictadura de Hussein.
Desde una visión histórica libre de ideologías existe una gran similitud entre los elementos causales de la desaparición de la URSS y la radicalización del actual Estado norteamericano, ya que la bancarrota de su Estado fue debida a la corrupción y al mal manejo de la economía durante el período de Leonid Brezhnev (1964 – 1982) cuando se propició la aparición de las mafias políticas y criminales que aún dominan por completo al país soviético. Mientras que en Estados Unidos ha ocurrido algo similar, ya que el Gobierno cedió su poder a las mafias corporativas de la industria bélica, energética, de espectáculos, inmobiliaria y de servicios financieros que ahora controla totalmente al País.
Esta nueva mafia profascista es la que ahora encausa por la vía legal a los Estados Unidos hacia un régimen totalitario que puede someter a sus ciudadanos a sus caprichos y frivolidades, además de continuar con las prácticas de genocidio y sometimiento en infinidad de naciones que son ajenas a la historia de los Estados Unidos. Sobre todo ahora que los costos de intervención en el extranjero se han reducido enormemente con el uso de los ‘drones’ (aviones de control remoto no tripulados con armas de alto poder) que evitan la movilización de tropas y los correspondientes gastos de alojamiento, salud y alimentación que a lo largo de los años propiciaron la quiebra total de la gran nación estadunidense desde el momento en el que las guerras planeadas dejaron de ser rentables a partir de la Guerra de Vietnam.
Desde la visión de un Estado democrático, el dominio de los grupos fascistas se había iniciado desde hace varias décadas, pero esto se ocultaba siempre tras la fachada de una nación democrática que acataba los órdenes internacionales, pero esta situación se violentó a partir del gobierno de George W. Bush cuando declaró unilateralmente la guerra a inexistentes enemigos terroristas en Irak, con el nefasto Negroponte a la cabeza de la diplomacia norteamericana y con la propuesta de la hija del vicepresidente Chenney para crear una barrera militar a lo largo de toda la ruta petrolífera del Gran Medio Oriente que se iniciaba en Marruecos y por el Mar Rojo seguía hasta el Medio Oriente y a partir de Ormuz hasta los Mares del Sur y la Polinesia. Justo donde ahora mismo se realizan las labores bélicas soterradas más numerosas de la historia.
Con la excusa de evitar la proliferación del terrorismo contra los Estados Unidos, así como de actuar en contra de la piratería y de la propiedad intelectual en la red, se propusieron tres leyes totalitarias, de las cuáles una ya ha sido aprobada por el presidente Obama unas horas antes de que se iniciara el presente año. Esta ley, denominada NDAA ( National Defense Authorization Act) autoriza a las Fuerzas Militares para realizar todo tipo de detenciones sin prueba alguna y sin derecho a juicio durante tiempo indefinido, llevando implícito el derecho a torturar al reo.
Además de esta ley que desaparece al Poder Judicial y viola a los más elementales Derechos Humanos; con la excusa de combatir a la piratería y proteger la propiedad privada intelectual se han propuesto dos leyes más : SOPA y PIPA (Stop Online Piracy Act y Protect IP Act) que por fortuna no han sido aún aprobadas, debido a la protesta de dos grandes empresas de hipermedia al realizar paro de actividades durante un día que ocasionó el desistimiento de los burócratas estadounidenses y de las redes de espionaje que se quedaron sin información alguna. Aunque desde una visión superficial dichas leyes parecen adecuadas al ciudadano común, quiénes conocen a fondo sus propósitos han desatado la alarma de grandes sectores de la sociedad norteamericana, ya que son salvoconductos para el espionaje del Estado en toda la red, por lo que iría contra la libertad de expresión, de acceso al conocimiento y al intercambio de información.
En los hechos, el mercadeo y distribución de productos ilegales en grandes volúmenes se realiza por otros conductos, mientras que el trasiego que se quiere estigmatizar como piratería en la red es un viejo fenómeno anterior al Internet donde todos los individuos comparten la música, los libros, los videos y las fotos, sin que esta libre actividad haya sido nunca considerada como parte del comercio. La información comercial libre indica que los mecanismos existentes para control de la piratería comercial comprenden a más del 70% de dicha actividad, por lo que si se pretende controlar el intercambio no comercial a través de redes sociales, solo se lograría con la legalización del espionaje en todos los aparatos de uso personal que conrolarían hasta la última palabra intercambiada entre los seres humanos.
Lo que ahora se pretende es instaurar en los Estados Unidos una dictadura total que permita a los actuales poseedores de bienes y a sus herederos de varias generaciones poder seguirlos disfrutando sin temor.
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