Se podría decir que el cambio climático es una consecuencia directa del calentamiento global, ya que a medida que aumenta el calentamiento global el cambio climático se hace palpable y visible poco a poco. Primero con cambios pequeños y luego con cambios mayores en el clima a nivel planetario que son severos e irreversibles.
El cambio climático se define como el conjunto de variaciones en temperatura, humedad, lluvias, nubosidad, etc. a nivel planetario durante largos períodos de tiempo que permiten que el planeta alcance un nuevo equilibrio a muy largo plazo.
Esto significa que cualquier cambio climático supone que se rompe el equilibrio del complejo sistema climático de la Tierra, causando muchos daños y teniendo que pasar mucho tiempo para que vuelva el equilibrio.
En el contexto de la política ambiental, el cambio climático se ha convertido en sinónimo de calentamiento global ‘antropogénico’ que se refiere a todos los efectos a nivel global derivados del aumento de la temperatura por las emisiones de gases de ‘efecto invernadero’.
En la historia del planeta Tierra ha habido varios cambios climáticos originados por diversas causas naturales cuando aún no existía el ser humano. No obstante, el cambio actual es antropogénico y se debe a la intensificación del ‘efecto invernadero’ causado por las emisiones industriales que proceden de la quema de ‘combustibles fósiles’ que están provocando variaciones en el clima que no se producirían de manera natural.
Según los expertos, fue la Revolución Industrial el punto de inflexión cuando los gases de efecto invernadero empezaron a desaparecer. Aunque antes hubo pequeñas revoluciones, como la agrícola, la tecnológica, la demográfica, la de medios de transporte, la de finanzas, etc. que generaron un nuevo modelo de producción y consumo que se desbordó debido al crecimiento de la población en todo el mundo.
Los científicos trabajaron mediante observaciones y modelos teóricos para tratar de entender el clima pasado y el futuro, recopilando registros del pasado de la Tierra que están basados en las evidencias geológicas como los sondeos geotécnicos de perfiles térmicos, testigos de hielo, anillos de los árboles y de corales, procesos glaciales, análisis isotópicos de capas y sedimentos, registros pasados del nivel del mar, registros de la temperatura atmosférica, mediciones del CO2 atmosférico y datos de los satélites en órbita.