China, el Nuevo Banquero del Mundo

Justo al final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se convirtió en la gran potencia de Occidente, ya que la lucha contra las Potencias del Eje y su cercanía con Alemania desgastó mucho a Francia y a Gran Bretaña que hasta entonces habían dominado en la economía y en el poder militar. Fue entonces que los Estados Unidos se posicionó como el líder máximo de las naciones liberales frente a la URSS. Luego, en 1991, con el fin de la ‘guerra fría’, el mundo bipolar existente dio paso a la hegemonía total de los Estados Unidos.

Cuando gran parte del mundo tenía los ojos puestos en estas dos potencias, China inició un proceso de reformas internas que sustentarían su gran fuerza actual. En 1978 Deng Xiaoping inició una política basada en las ‘4 modificaciones’ de Zhou Enlai que incluían 4 sectores: el agrícola, el industrial, el tecnológico y la defensa. Otro importante punto de inflexión fue el año 2001, cuando China entró en la OMC (Organización Mundial del Comercio).

Además de los cambios en la política económica hubo otros factores que permitieron a China mantener su crecimiento hasta llegar a ser la segunda potencia mundial por detrás de los Estados Unidos. Entre dichos factores estaba la situación de que China era el país más poblado del mundo con casi 1,400 millones de habitantes, con una mano de obra ilimitada y barata, una gran capacidad de trabajo y una productividad creciente.

Mientras que las exportaciones e inversiones extranjeras fueron fundamentales para mantener los niveles de producción y de ocupación en las industrias manufactureras. De modo que ahora China es el mayor exportador de productos en el mudo desde el 2008. Además de que las inversiones extranjeras, desde el principio del siglo facilitaron el aprendizaje en el campo de la tecnología para que los productos chinos pudieran competir y aumentaron en forma considerable las reservas oficiales de divisas.

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De igual importancia han sido el consumo y la inversión para impulsar a China a posicionase a nivel internacional y en 2007 fue la primera vez que su volumen de consumo superó a su inversión. Desde entonces China vive la transición de país productor a consumidor con un ritmo muy acelerado, debido al mayor poder adquisitivo de sus habitantes.

No obstante, el consumismo generalizado que crece a gran velocidad, China tiene una de las tasas de ahorro más altas del mundo (45%) sólo detrás de Surinam y de Singapur. En dichas inversiones destaca el sector inmobiliario. Por su parte, el ritmo de construcción es tan alto que muchos obreros duermen en su lugar de trabajo, debido a las migraciones masivas de jóvenes desesperados por encontrar trabajo en las ciudades, el creciente poder adquisitivo de buena parte de la población que busca un nuevo hogar y por el gran número de chinos millonarios que invierten en el sector inmobiliario, con lo que la demanda aumenta cada día.

Gracias a las inversiones extranjeras, las reservas oficiales de divisas impulsaron la inversión china en el extranjero, sin tener que valerse de protecciones arancelarias o de conquistas militares, como lo hicieron en el siglo XVIII Gran Bretaña y Francia. De modo que los chinos eligieron la influencia comercial, el intercambio de mercancías, los préstamos monetarios y no interferir en los asuntos internos de sus socios al definir sus nuevas relaciones internacionales.

Entre las principales inversiones de los chinos destacan 3 proyectos que demuestran su capacidad financiera. En el 2016 China ya era el segundo país del mundo con más reservas internacionales en dólares estadounidenses. Sus intereses geopolíticos desde el 2013, con Jingping siguiendo las dinámicas iniciadas por Hu Jintao y creando el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) y el Fondo de la Ruta de la Seda.

Adenda: En una segunda parte trataré de continuar con el proceso de China para poder controlar al mundo entero sin uso de la fuerza bélica y con una mentalidad encriptada de siniestro dominio.