Se esperaba que la votación de sindicalización en el almacén de Amazon en Bessemer, Alabama fuese un punto de inflexión en la tendencia al deber sindical que ya tiene décadas. Lo que mostró la votación fue la efectividad de los empleadores para derrotar los esfuerzos de sindicalización. El declive de la sindicalización fue sobre todo político y no por cambios en la economía. Estados Unidos necesita un resurgimiento sindical para revertir la creciente desigualdad.
Estados Unidos solía tener un poderoso movimiento laboral y su membrecía creció mucho entre 1934 y la Segunda Guerra Mundial. En la década de 1950, 1/3 de los trabajadores no agrícolas estaban afiliados a sindicatos y aún en 1980, los sindicatos representaban 1/4 parte de la fuerza laboral e influyeron mucho en los salarios y en el trato que les daban sus empleadores. Pero la sindicalización se desplomó, sobre todo en el sector privado en la década de 1980 y sigue cayendo hasta ahora.
Esto se debió a la automatización y la globalización, ya que los sindicatos no podían ofrecer salarios más altos cuando los empleadores podían emplear robots o enviar su producción al extranjero.
En realidad, el progreso tecnológico fue más rápido cuando creció la sindicalización y la producción por hora de trabajador aumentó casi dos veces más rápido de 1,947 a 1,973 que desde el 2,007 hasta ahora. Alrededor de las 3/4 partes del empleo en los países avanzados están en actividades que no se pueden trasladar al extranjero.
Amazon es un claro ejemplo de ello que se basa en su enorme sistema de almacenes que no se pueden trasladar al extranjero y que solo mantienen inventarios cerca de quiénes los consumen.