¿Qué sucede ahora con el FBI?

En junio del 2013, el actual presidente de los Estados Unidos, Barak Obama nominó a James Comey para relevar a Robert Mueller como director del FBI. Comey es un jurista republicano que había trabajado como el segundo al mando del Departamento de Justicia durante la administración de George W. Bush y además fue fiscal en Chicago, Richmond y Nueva York. Cuando ocurrió el cambio de mandos del FBI, el Senado reafirmó su nominación por 93 votos y solo uno en contra. Este voto casi unánime contrasta con la gran división que ha ocasionado el pasado viernes a solo 11 días de las elecciones presidenciales al anunciar la reapertura de la investigación sobre el correo electrónico privado de la Sra. Clinton que utilizó cuando era Secretaria de Estado y según Comey puso en peligro la seguridad nacional.

Los republicanos que lo criticaron el pasado julio, cuando dio por concluidas las pesquisas de los correos de la Clinton, ahora lo elogian en exceso por su golpe a la candidata demócrata en un momento cuando ya no hay forma de evaluar la magnitud del problema sino hasta después de las elecciones. El líder del grupo en el Senado, Harry Reid llegó a decir que Comey podría haber violado la ley al revelar que el FBI estaba investigando a Clinton y se le acusó de quebrantar la ley que prohíbe a los funcionarios públicos usar su puesto para influir en una decisión electoral de dimensión nacional.

Cuando Comey era el segundo a cargo del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, La Casa Blanca, con Bush a la cabeza quería extender un programa de control de correos privados que puso en marcha cuando en septiembre 11 del 2001 Bush ordenó al FBI ‘adoptar una mentalidad de guerra’. Comey ejercía entonces las funciones de fiscal general mientras que el titular John Ashcroft estaba sometido a una intervención quirúrgica muy delicada y dos asistentes de Bush visitaron a Ashcroft en el hospital con el propósito de hacerle firmar un documento que autorizara la extensión de dicha disposición, ya que Comey se había negado a hacerlo.

Cuando se enteró Comey de la presión ilegal de los dos asistentes de Bush, corrió hacia el centro de salud y le dijo a Bush que Ashcroft estaba muy enfermo y ya no tenía los poderes para decidir al respecto, ya que le habían sido transmitidos a él. Amenazó con dimitir entonces y solo se detuvo cuando Bush se comprometió a cambiar el programa de ‘inteligencia’ bélica que pretendía imponer a toda costa.

Comey se hizo presente no solo en eventos en los que desafió a la familia Bush, sino que en varias ocasiones se vio envuelto en indagaciones contra los Clinton y otras anteriores en los años 90,s cuando Comey ejerció como segundo a cargo de la Comisión del Senado que investigó el caso Whitewater, el escándalo que puso a la vista los intereses inmobiliarios de Bill y de Hillary Clinton. Ahora mismo, su decisión de abrir el caso de los correos electrónicos de los Clinton, Comey ha puesto en jaque las aspiraciones presidenciales de la Clinton. A pesar de que ella fue quien lo nombró para el cargo que ahora ostenta de director de la FBI.

Al margen de todos estos antecedentes de Comey en el Departamento de Justicia y en el FBI, es bien sabido que existe una fuerte asociación política entre las familias Bush y Clinton, por lo que este repentino acontecimiento solo hace pensar que algo inesperado aconteció hacia el interior de las oficinas del FBI o había el temor de que los demócratas lograsen alcanzar el control del Congreso, con lo que acabarían con todos los sueños y aspiraciones de los republicanos de seguir controlando todo el sistema de servicios que proporciona el Estado en los ámbitos de salud, de educación, de producción de drogas y de actividades deportivas a nivel de la educación media y de las universidades. Sin contar, por supuesto, el control de las armas, de las drogas prohibidas y de la economía criminal que siguen siendo los principales negocios que controlan los republicanos ricos.

Según el Washington Post, Comey sacó al público estos asuntos porque temía ser culpado de encubrimiento después de la elección. Pero queda al descubierto o que cedió a la presión de los miembros de su propia oficina de FBI o estaba más preocupado por proteger su reputación personal que por interferir en una elección presidencial de dimensión nacional. Aunque ahora ha quedado claro que Comey debió presentar más información antes de las elecciones, se sabe que aún no cuenta con ella y ha hecho un daño enorme a Hillary Clinton.

Adenda: Al margen de lo que llegue a suceder en los próximos procesos electorales, donde aún no se ve como pueda ganar Trump. El hecho más importante en este momento es que todos los organismos de inteligencia nacional del mundo que dicen proteger la seguridad de sus fronteras y de los territorios que controlan carecen de una lejana idea de la justicia, no tienen un fundamento en el derecho internacional, están controlados por un pequeño grupo de multimillonarios, por personas sin ética y por individuos que piensan que los poderes terrenales que surgieron desde que nació la explotación agrícola, varios milenios antes de le era cristiana son espacios cuya propiedad es heredable ‘ad eternum.