Ocaso de la Democracia

Según el brillante sociólogo de la Universidad de Stanford, Larry Diamond vivimos en medio de una recesión democrática desde hace diez años. Dice Diamond que se dibuja un cambio de tendencias globales en la democracia. Los datos sobre derechos cívicos, procesos electorales, compromisos de la sociedad civil y corrupción muestran tendencias autoritarias a nivel mundial. La democracia está en retroceso, lo mismo en Turquía que en México, Tailandia, Ucrania, Filipinas, Polonia, Hungría y los Estados Unidos.

Dice Diamond que un problema global como el actual no se puede explicar fácilmente, ya que se cae en el culto personal de los populistas, atribuyéndoles una especie de originalidad que sólo se entiende por la psicología individual o por la mentalidad de una nación.

Para Larry Diamond, los populismos son síntomas y no causas de una crisis. Su origen real está en las democracias liberales. Mientras que el tránsito hacia el autoritarismo se apaga las más de las veces en los procesos democráticos, en los países en vías de desarrollo y sólo en contadas ocasiones en la violencia militar.

Casi siempre, el guión del nuevo autoritarismo se desarrolla cuando la población apoya a políticos que se manifiestan como delatores de su propia clase y saben hablar el mismo lenguaje de la gente e interpretar sus quereres. Prometen una forma de ejercer el poder más directo y eficiente que funciona regularmente como un buen argumento.

Una vez que estos políticos suben al poder proceden a minar los controles y equilibrios institucionales, a reblandecer los derechos fundamentales y a ampliar su propio poder y el de su grupo. Paradójicamente la destrucción de la democracia encuentra su límite en las instituciones elitistas de la jurisprudencia que según la cultura del derecho son las más capaces de resistir. No obstante, existen regímenes autoritarios como el de China que son muy exitosos desde su punto de vista económico y que logran beneficiar a gran cantidad de su población.

Según Diamond, las democracias fracasan cuando el pueblo pierde la fe en ellos y las élites abandonan sus normas por una especulación que les resulta políticamente provechosa. Cree Diamond que el origen de la recesión de la democracia está en el pueblo. Solo un antidemócrata admitiría haber sucumbido ante la belleza infantil de unos hombres malos como se repite siempre en el debate sobre populismo.

No es fortuito – dice Diamond – que la recesión de la democracia se haya iniciado con la recesión económica del 2008, cuando unos bajos resultados económicos y una desigualdad creciente agudizaron los problemas de abusos de poder y vulneraron las reglas de juego. En tanto que en los países en vías de desarrollo, la crisis agudizó las tendencias cleptocráticas existentes, mientras que en las naciones desarrolladas, la crisis contribuía y favorecia el aumento de la desigualdad social.

Sorprende que la izquierda radical no haya sacado provecho de esto en casi ninguna parte del mundo, pero es posible que las capas más bajas de la clase media sabían lo que hacían cuando votaron por autócratas como en el caso de Trump o de Erdogan.

Parece ser que la autocracia es la conclusión lógica de la ideología neoliberal, bajo cuya opresión tiene que vivir toda la población. Ya que quienes ponen todo en manos del interés privado y no confían en la mano pública creen que la última consecuencia de la agenda neoliberal es la de transformar al Estado en una propiedad particular.

Por otra parte, en la decadencia y retroceso de la libertad democrática, sólo las élites son las que pueden perder, por lo que en Occidente se posicionan en contra del populismo, ya que en la vida real de un asalariado no tiene la menor importancia. Diamond confía en que la democracia crecerá tras la recesión basado en un trabajo de Samuel Huntington, quién observó los ciclos crecientes y descendientes de las democracias en los siglos XIX y XX.

Según Diamond, ahora mismo la sociedad se moviliza bajo el nuevo populismo y está interesada en la política como nunca antes lo estuvo. Pero es muy cuestionable la visión optimista de EUA con relación a la democracia global. Ya que su debilidad momentánea ocasionará fatales consecuencias en la propagación de la democracia y potenciará aún más la recesión que ya inició la democracia.

Todo es posible, ya que China y Rusia se han convertido en dos superpotencias de un mismo autoritarismo que apoyan movimientos antidemocráticos basados en internet y en ayudas al desarrollo. Al unirse estos autoritarismos el sistema global se muestra menos estable y cada vez más es un escenario de horrores. Sólo cabe esperar que Trump sea más razonable en el uso de su potencial nuclear y que su andanada de mensajes twiteros dejen de ser tan negativos y provocadores.

Existen malas perspectivas para un final de la relación entre democracia y capitalismo como se logró después de la 2ª Guerra Mundial, mediante regalos a la clase media que fueron financiados por créditos de bancos que ahora están en crisis.

Por lo que en vista de la creciente desigualdad y de los complejos desafíos políticos actuales ya no se podrá avanzar con nuevas democracias que satisfagan su tradición utópica y que logren comprometer a las mayorías del pueblo a largo plazo.