En 1995 el editor inglés John Brockman publicó un libro titulado The Third Culture, que es una historia oral de un sistema dinámico emergente en el que los pensadores de la ‘tercera cultura’ definen asuntos muy interesantes e importantes de la cultura actual comunicándose entre ellos y luego con el público en general.
Brockman aduce que la ciencia, a diferencia de las artes y de las humanidades siempre había permanecido al margen de la vida social y cultural, de modo que los trabajos de los científicos y pensadores que Brockman agrupa bajo la denominación de ‘tercera cultura’ pretenden superar esa falta tradicional de comunicación con el gran público, de modo que aunque los hombres de letras siguen sin comunicarse con los científicos, éstos ya se comunicaron directamente con nuevas audiencias masivas.
Para Brockman, el quehacer del intelectual debe inducir su comunicación con el público, ya que una de sus funciones es la de modelar el pensamiento de sus coetáneos y los pensadores de la ‘tercera cultura’ son los nuevos intelectuales públicos.
Este surgimiento de una nueva cultura científica se produce en un contexto que tradicionalmente se llamaba ‘ciencia’ y que ahora se ha convertido en ‘cultura pública’. Así lo atestiguan los diferentes éxitos editoriales de los que pueden ser considerados como intelectuales de la ‘tercera cultura’.
Brockman enumera una extensa relación de materias cuyo tratamiento se hace en periódicos y revistas, así como son la biología molecular, la inteligencia artificial, las redes neuronales, el universo inflacionario, la geometría fractal, la biodiversidad, la nanotecnología, el genoma humano, la realidad virtual, el ciberespacio, la vida artificial, la teoría del caos, el paralelismo masivo, los sistemas complejos adaptativos, las supercuerdas, los sistemas expertos, el equilibrio puntuado, los autómatas celulares, la lógica borrosa, las biósferas espaciales, la hipótesis Gaia y las supercomutadoras petaflop.
Brockman estima que los intelectuales de letras son cada día más reaccionarios y muy frecuentemente son arrogantes e ignorantes de muchos de los logros científicos de la era actual. Piensa que éstos emplean una jerga propia y sus trabajos se caracterizan por realizar comentarios de otros comentarios hasta perder de vista el mundo de la realidad. Además cree que tienen la arrogancia de considerarse a sí mismos como los únicos pensadores, excluyendo a los hombres de ciencia.
La revista electrónica ‘The Edge’ es el órgano de expresión de la ‘tercera cultura’ y aspira a reunir en un mismo espacio a las mentes más complejas y sofisticadas para intercambiar opiniones sobre los grandes temas actuales. Su sede se encuentra en el Santa Fe Institute de Nuevo México en Estados Unidos.
Estos nuevos científicos de la ‘tercera cultura’ establecieron comunicación directa con los ciudadanos comunes, sin que existan de por medio divulgadores o pensadores humanistas. La conexión con los ciudadanos se produce debido al nivel de desarrollo en el que se encuentran la ciencia y la tecnología actual que afectan a valores básicos de la estructura y del orden social, así como a la propia sobrevivencia de la especie humana.
En el momento actual, el campo de las tecnologías médicas y bioquímicas hacen posible la destrucción del mundo, así como la modificación de la evolución del ser humano. Así que, la población mundial se interesa y se preocupa para que estos datos lleguen a la opinión pública. De modo que en los años actuales, los lectores de este tipo de libros han crecido en extremo, al grado que la ‘tercera cultura’ se ha convertido en una operación de gran envergadura comercial de muy difícil interpretación sociológica.
Hay que reconocer que la ‘tercera cultura’ es algo más que un fenómeno comercial de venta de libros en grandes cantidades, sino que es un desafío para romper las fronteras tradicionales entre el hombre común y la ciencia, ya que permite una comunicación directa entre el profesional de la ciencia y el ciudadano común que se dedica a otros menesteres, pero que siente interés por la ciencia.
Dicen los expertos sociólogos que la noción de ciencia se ha transformado y cambiado de algo abstracto a algo político y mundano. De este modo, los científicos de la ‘tercera cultura’ buscarán encontrar la forma como opera la mente humana y mejorar su actual condición. Esa lógica podría ser extrapolada a las áreas de trabajo más habituales de los científicos de la ‘tercera cultura’, ya que sus resultados suelen conducir al diseño de nuevas tecnologías.
Una posible hipótesis de esta ‘tercera cultura’ podría ser que sus protagonistas ahora escriban libros para ser leídos en forma masiva, aunque antes sólo lo hacían los hombres de letras. Asimismo, los artistas no dejarán de serlo por aplicar las nuevas tecnologías de la información en sus creaciones.
Adenda: En una segunda parte de este artículo mencionaremos a los más famosos científicos de la ‘tercera cultura’ y a las grandes aportaciones que han hecho para el mundo actual.