La Musa Agoniza
Para quiénes estudian los fenómenos políticos, sociales y culturales, esta nueva etapa de la revolución digital se inició con el tercer milenio y ha ido transformando rápidamente todos los elementos que constituyen la mente colectiva del ser humano en todas las regiones del Planeta. Por una parte está siendo utilizada por los propietarios de los poderes fácticos globales para ocultar minuciosamente sus mecanismos de control en todo el mundo, mientras, de forma paradójica está proporcionando la información y el conocimiento a las grandes mayorías de las clases medias de las naciones más desarrolladas para ir orientando sus esfuerzos de liberación, de racionalidad, de búsqueda de la belleza y de nuevos paradigmas que tienen un menor contenido de materialismo y de frivolidad.
Al ir desapareciendo de forma paulatina los elementos gráficos de los lenguajes escritos que crearon las primeras sociedades sedentarias con los símbolos de los poderes divinos, el prolongado dominio de la palabra escrita a través de los libros y de la prensa; además de la enorme fuerza de las imágenes cinematográficas y televisivas utilizadas para el control de la sociedad durante el siglo 20, sólo ha quedado la fuerza enorme del gran espectáculo actual, donde se combinan, mediante complicados mecanismos electrónicos y digitales imágenes móviles, luces y sonidos para crear un escenario deslumbrante donde se expresan puras nimiedades y se trata de difundir el criterio global de que no existe nada más relevante en el presente que la ausencia total de ideas propias. De esta forma reiterativa e idiotizante se ha establecido el paradigma universal del dinero y de los objetos materiales que puede generar con los cuáles se domina al mundo.
A pesar de la naturaleza demoledora de este total dominio de la pequeña élite del poder económico en cuyas manos está ahora el poder bélico, la ‘inteligencia’, el desarrollo científico, la educación y el ‘mass media’, subsiste un importante sector de la sociedad humana que aún conserva la autonomía de su racionalidad y de su conciencia moral, de modo que va creando una especie de ‘revolución’ pacífica que se extiende ya por todo el mundo; pero su aportación más importante – aunque poco visible – es la transformación que va experimentando la nueva visión de la vida familiar y doméstica. Conforme ha ido aumentando su información sobre la realidad científica, humanística y artística, se va realizando un cambio enorme en el cerebro de los seres humanos de las nuevas generaciones, ya que sin darse cuenta han ido renunciando a la vida en familia con el criterio establecido por las comunidades judeo cristianas en Occidente.
Otro elemento fundamental en el nuevo cambio de la mente colectiva de Occidente ha sido el desarrollo del ‘feminismo’ durante los últimos 50 años, al grado de que en el presente, la figura de la mujer ha llegado a tomar un valor superior al del hombre en la conformación de las nuevas sociedades. Aunque la disminución del uso de la fuerza física en todos los sistemas de producción actuales ha sido un factor determinante en la revaluación del papel de la mujer en la sociedad del presente, no menos importante ha sido el crecimiento de los conocimientos científicos y tecnológicos que han ido terminando con los mitos cristianos del matrimonio monogámico, procreativo y eterno.
Asociado a este último concepto está el incremento considerable de mujeres que realizan estudios universitarios o de educación superior en Occidente, de tal modo que las estadísticas más confiables de los Estados Unidos (Pew Research) indican que en el presente el número de mujeres graduadas en Universidades de Occidente ya es superior al de los miembros del sexo masculino y lo mismo sucede con el número de familias lideradas por mujeres. Otro indicador dramático del fracaso actual de la familia cristiana es el creciente número de divorcios en los países de Occidente, así como la disminución promedio del período de tiempo en que logran convivir los cónyuges en paz y del número de descendientes de cada familia. Esta es una situación que se acentúa día con día en los países con mayor desarrollo económico y cultural.
Esta veloz transformación de la sociedad humana durante las últimas cuatro o cinco décadas, además de ejercer un control político importante en la estructura del Estado, va propiciando nuevas dimensiones de las ciencias evolutivas, de las ciencias neurológicas, de la desconocida capacidad del cerebro femenino y de la creación de una sociedad más equitativa, menos violenta, con una mente mucho más abierta y con menos prejuicios de toda índole.
Por otra parte, ya no hay duda de que ha ido despareciendo la figura de la mujer como fuente de inspiración de la gran mayoría de las obras artísticas que existen en el mundo y muy pronto dejará de serlo casi por completo, conforme van surgiendo los nuevos iconos del mundo cibernético. Sin mujeres hermosas que eran seducidas por los hombres mediante canciones románticas o poemas, sin cuerpos esculturales que despertaban la libido masculina más primitiva y sin la presencia de pequeñas criaturas llenas de candidez y de pureza en las nuevas familias, no cabe duda de que el mundo será muy diferente del actual y nacerán nuevos paradigmas, muy diferentes a los actuales.
De las funciones sociales superiores, la religión y la política ya han sido transformadas y manipuladas por la élite global dominante, solo ha quedado el arte sin cambios visibles por el momento. Pero al desaparecer la musa majestuosa de la mujer que inspiró el arte de los dos milenios anteriores no hay duda de que esta función social superior cambiará mucho o desaparecerá para siempre.
Adenda.- Ver en este blog el artículo titulado ‘Arte, política y religión’ donde se hace una breve síntesis histórica de las funciones sociales superiores.
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