El jueves pasado Trump anunció que impondrá de nuevo aranceles del 10% al aluminio de Canadá a partir del 16 de agosto. Ottawa lo consideró inaceptable y anticipó planes para poner medidas compensatorias. Esta situación ocurre un mes después de la entrada en vigor del TMEC que es el nuevo tratado de libre comercio entre EUA, Canadá y México que reemplazó al TLCAN.
Poco después del anuncio de EUA, el Primer Ministro canadiense Justin Trudeau reiteró en un tuiter que Canadá impondrá contramedidas que incluirán aranceles de represalia ‘dólar por dólar’. Además la vice primera ministra Chrystia Freeland ya había señalado que impondría medidas de respuesta diciendo que en una pandemia mundial y en medio de una crisis económica, lo último que necesitan los trabajadores de EUA y Canadá son nuevos aranceles que aumenten los costos de fabricantes y consumidores, impidan el libre flujo del comercio y perjudiquen las economías provinciales y estatales.
Por su parte, los fabricantes de autopartes dijeron que se verían muy afectados por el aumento de los costos del aluminio y la Asociación de Fabricantes de Automóviles y Equipos dijo que los aranceles van a causar mayores dificultades financieras para los fabricantes de vehículos en EUA en un momento en que la industria está tratando de recuperarse de los cierres de plantas y de una economía en declive.
Según el presidente de la Asociación de Aluminio de Canadá Jean Simard, Ottawa debe considerar todas las opciones de represalia. Por lo que quizá esta guerra arancelaria señale el fin de la economía estadounidense en este mismo año, cuando estará enfrentando la mayor recesión de toda su historia.