No hay duda de que la joya más hermosa del Renacimiento es la maravillosa ciudad de Florencia, donde pueden encontrarse los monumentos y las obras plásticas más importantes que produjo este fenómeno cultural inesperado entre los últimos años del siglo XIV, y los siglos XV y XVI. De modo que nos dirigimos especialmente a los edificios y monumentos situados en la ribera norte del río Arno por haber sido el espacio donde se instaló la ciudad de Florencia por primera vez. Por lo que nos dirigimos a la iglesia de Santa María Carmine, donde en uno de sus altares se encuentra la maravillosa Capilla Brancacci, considerada como la primera joya anterior al período clásico, ya que fue iniciada en la segunda década del siglo XIV por Masaccio y Massolino y finalizada por Filipo Lippi y su hijo Filippino hacia fines de ese siglo XIV.

Luego visitamos el maravilloso edificio del templo del Espiritu Santo, que como todos los edificios religiosos de esa época fue construido sobre una estructura románica y solo se modificaron sus interiores y su imafronte con las primeras aportaciones del gótico italiano. De ahí subimos a la colina donde se encuentra la iglesia de San Miniato al Monte que es considerada como la primera iglesia que se construyó en Florencia. Aunque su valor arquitectónico es de baja categoría, su trascendencia fue mucha, ya que ahí se creó el primer monasterio de Florencia que sirvió como lugar de apoyo para los caballeros que se dedicaban a cobrar los impuestos de los monarcas germánicos que controlaban el territorio de Italia. No obstante, el panorama de la ciudad de Florencia que se puede captar desde el exterior de dicha iglesia es sin duda el más hermoso de todos los que hay en las siete colinas alrededor de esta maravillosa ciudad.

Rematamos el primer día volviendo a cruzar el Arno hacia el sur con una visita a la Iglesia de Santa María Novella que está ubicada en el centro histórico de Florencia y era considerada como un lugar sagrado para que fueran sepultados los principales aristócratas de la ciudad. Aunque el edificio donde está dicha iglesia se ha convertido parcialmente en un museo, como todas las iglesias de esa época medieval tiene un contenido artístico muy limitado, ya que su geométrico edificio románico apenas se modificó en su imafronte y en su interior con ideas pregóticas. Sin embargo, la gran mayoría de las tumbas que están a lo largo y ancho del piso de dicha iglesia son sin duda verdaderas obras de arte, donde cada una de las familias ahí sepultadas trataba de dar un mayor relieve a la calidad moral, religiosa y cultural de su familia, mediante increíbles imágenes y símbolos que pueden considerarse como iconos virtuales con un concepto maravilloso que se adelantó varios siglos a la realidad de aquel entonces.

Al siguiente día nos dirigimos al famoso museo del Bargello, que es un hermoso edificio del auténtico gótico italiano que fue construido en 1255 como cárcel de la ciudad y a mediados del siglo XIX fue convertido en el principal albergue de las obras de arte de los más importantes escultores renacentistas, como Donatello, Luca de la Robbia, Michelangelo y Bennvenuto Cellini. Fue increíble poder ver en unos cuantos metros cuadrados del pequeño museo el famoso Perseo de Cellini, el Tondo Pitti de Michelangelo, el busto de bronce de Cósimo I de Cellini y luego en la Sala de Donatello sus dos estatuas de David en bronce y en mármol.

También es increíble la colección de artículos de bronce, de marfil, de cera, de esmalte y de los más diversos materiales que pertenecieron a los Medici y la infinidad de joyas egipcias, libias, persas, etruscas y de las más viejas etnias que han existido en la historia de la Humanidad. Pero lo más maravilloso de este increíble edificio del más legítimo gótico italiano – que no se encuentra en ninguna área de la ciudad – ha sido el gran talento de sus administradores para seleccionar ciertas obras que son las más representativas de los grandes maestros de la escultura renacentista, resolviendo el problema de transitar en diferentes niveles de pisos con gran precisión y seguridad.

Adenda: La intención de esta breve síntesis de la primera parte de mi visita a Florencia es la de lograr interesar a las actuales y a las nuevas generaciones en los increíbles descubrimientos realizados por los genios italianos del Renacimiento que ahora parecen las cosas más obvias del mundo desde que se inventó la fotografía, el cine, la televisión y ahora las imágenes virtuales.

Como soy de una generación ligeramente anterior a la de los ‘baby boomers’ no alcanzo a comprender que en una ciudad sagrada como Florencia, sus más bellos espacios, como es la plaza de Santa Croce están siendo destruidos para presentar espectáculos de sonidos, luces y sombras donde el arte más elemental está en vías de extinción.