Lula ha pasado de ser un condenado en la cárcel a recuperar sus derechos jurídicos y ahora aparece como el favorito para ser presidente de Brasil en 2022. Bolsonaro va en caída libre y tuvo que cambiar su posición política haciendo como si estuviera buscando vacunas. Pero mantenía al cuestionado ministro de Salud, el oficial del Ejército Eduardo Palazuelo que había sido nombrado para ese cargo como parte de la militarización del gobierno de Bolsonaro.
Desde el principio, la gestión de Palazuelo fue un desastre, llenó el ministerio de militares desplazando a todo el personal de salud pública. Cuando llegó había cerca de 20,000 muertos en Brasil y ahora son casi 300,000. El promedio diario de muertos por la pandemia hasta hace más de un mes està peor que nunca.
La reaparición de Lula llevó a Bolsonaro a sacar a Palazuelo y trató de contratar a una renombrada cardióloga, Ludhmila Hajjar pero ella no lo aceptó. Entonces Bolsonaro buscó a otro médico de nombre Marcelo Queiroga, quién no sabe què hacer con la enorme cantidad de militares en el ministerio de salud. El sistema de salud ha colapsado en todo el país y las grandes ciudades han decretado restricciones para el comercio y para la circulación de personas.
Los hospitales están repletos y no hay personal médico ya que murieron 500 médicos y 3,000 enfermeras. Centenares de personas están muriendo en las calles y ya no hay lugar en los hospitales.
En este marco reaparece Lula como la gran esperanza para los brasileños. Y hay conciencia de que con Bolsonaro y sin democracia Brasil no superará su peor crisis de su historia. Por lo que puede reabrirse la posibilidad de un impeachment para Bolsonaro.