Se remonta a sus antepasados y aunque han existido luchas emblemáticas es algo que está inculcado en gran parte de la sociedad. En el siglo XX, los indígenas, sobre todos los pequeños eran obligados a abandonar sus culturas, idiomas y a realizar trabajos forzados. Aunque hay muchos tipos de castigos, el desarraigo y la sustitución de los orígenes culturales es una de las actitudes más aberrantes hacia el ser humano.
En Estados Unidos, luego de valientes defensas de los indígenas y los negros fueron obteniendo reconociendo reivindicaciones e intentando en forma simbólica algunas reparaciones económicas que sufrieron en el transcurso del tiempo de la ocupación.
Siempre es muy llamativo como los gobiernos han menospreciado a los indígenas y a los negros cuando hacían alardes en festividades de esas mismas tradiciones. La hipocresía estadounidense culmina amordazando la dignidad y diciendo que a los indígenas ‘había que civilizarlos’.
Lo que significa desarraigarlos de sus tradiciones y de sus costumbres para imponerles a la fuerza una nueva cultura. Es un proceso de deshumanización, de humillación y de desvalorización del hombre hacia su prójimo.