La diplomacia rusa se lleva bien con los Estados Unidos, con Turquía, con Israel y con Irán, a pesar del conflicto con Damasco. Putin está un día con Erdogan, luego con Xi Jinping, con un presidente de Latinoamérica o con Macron de Francia y busca mantener a Rusia como un modelo de diplomacia profesional, respetuosa y digna.
En Siria, la labor diplomática rusa ha ayudado a mantener un balance entre los países en conflicto, mientras apoya al gobierno de Damasco. Rusia se ha convertido en el interlocutor máximo de esa guerra y ha logrado disminuir un poco las tensiones con Ucrania. Rusia dejó ver en la reunión del Formato de Normandía el pasado mes de diciembre que al gobierno ucraniano le correspondía resolver sobre los territorios que ahora están en conflicto. La relación de Rusia con China siempre ha sido muy buena y hasta mediados del siglo XX eran las dos sociedades que compartían muchas similitudes, como la de un territorio gigantesco, una sociedad multicultural y una población básicamente agraria.
Adenda: Ahora mismo enfrentan los grandes cambios que ocurren en la sociedad humana más aliados que nunca y nadie tiene idea de lo que va a suceder.