Desde que el modelo democrático se empezó a desarrollar en la antigua Grecia, hubieron condiciones muy contradictorias en todo su espacio geográfico que en cierta forma se pueden considerar como opuestas a las libertades y beneficios que supuestamente generaría ese utópico modelo de Estado. Ya que la condición básica existente era que los ciudadanos que intervenían para que la democracia fuese posible, tenían que contar con servidumbre propia y esclavos que les permitieran utilizar su tiempo libre en los prolongados debates públicos que se llevaban a cabo en los grandes espacios de las ‘ágoras’ o plazas públicas.
Es por demás obvio que quiénes crearon el modelo de Estado democrático eran una minoría con fuertes ingresos y poder político que estaban muy lejos de ser genuinos representantes del pueblo. Eso no significaba que los primeros ciudadanos democráticos de la Historia carecieran de cultura y una alta dosis de ‘conciencia moral’ que buscaba crear un equilibrio entre todos los pobladores de esa región del mundo unos cuantos siglos después de que surgiera la propiedad privada y se convirtiese en una especie de ‘derecho natural’ desde donde se construyó la utopía democrática del mundo Occidental que aun persiste aunque con grandes diferencias a través de los siglos y de los diferentes territorios de Occidente.
Quizá la expresión más avanzada y genuina de la democracia surgió hasta fines del siglo XVIII con el fenómeno social de la Revolución Francesa, cuando la aristocracia del monarca más poderoso del mundo, Luis XV ideó un método para controlar a las clases sociales de mediano nivel y a los más pobres, para liberar a su monarca de asuntos que interferían en sus relaciones personales con Dios, pero sobre todo con las hermosas mujeres que lo rodeaban y lo asediaban todo el tiempo.
El proceso de colonización que surgió cuando Francia, España e Inglaterra se convirtieron en los dueños del mundo acabó por completo con el criterio de las economías del comercio, los servicios y los recursos energéticos existentes, para convertirse, en una especie de lucha entre las tres grandes potencias que intentaban apoderarse de los bienes materiales, los energéticos y las reservas agropecuarias de los principales países del mundo. Situación que prevalece en el mundo actual y está causando una gran fragmentación entre las diferentes naciones, enormes procesos migratorios y la creación de un nuevo mundo lleno de rencores, de instrumentos bélicos y de una desaparición virtual de la diplomacia y del denominado ‘orden mundial’.
A toda esta situación se añadió desde hace cincuenta años, el renacimiento del Imperio Chino con los rusos tomados de la mano para cambiar por completo el rumbo del mundo en general. La asociación de dichas potencias ha cambiado la dirección de la política, la economía y las finanzas de todo el mundo e inicia una nueva etapa en toda la sociedad humana del presente.
Como siempre ha sucedido a través de la Historia, cuando se empiezan a derrumbar los grandes imperios, los que aún tienen poder económico y bélico piensan que dicha situación durará por siempre, además de que hay una alta posibilidad de que no solamente puedan conservar su poder, sino de que pueden regresar a los momentos del pasado más exitosos para volver a ser los líderes del mundo ‘ad eternum’.
No obstante, existen algunos elementos nodulares en el presente que no pueden diferirse ni modificarse, como es el caso del ‘cambio climático’ , el creciente nivel de contaminación en todo el mundo, el crecimiento de la xenofobia, de nuevos géneros sexuales y de etnias que no pueden integrarse a la sociedad global, ya sea en función de sus mitos ancestrales o de una nueva cultura de odio originado por los largos períodos de beligerancia, por la intervención de las principales empresas energéticas que tratan de utilizar sus tecnologías para obtener más territorios y controlar las ciencias ecológicas y por las empresas elaboradoras de nuevos productos sintéticos que sustituyen a los alimentos tradicionales.
Adenda: Es muy probable que China y Rusia sean los nuevos líderes del mundo actual y es muy probable que los Estados Unidos y las naciones de Europa no tengan otro remedio que utilizar la crueldad para sobrevivir unos cuantos años más.